martes, septiembre 20, 2005

SOLUCIONES TRUJILLO: LA VIVIENDA DE LAS CAMAS CALIENTES

Sólo un colectivo no percibirá como extraña la propuesta reduccionista como solución al problema de la vivienda de la ministra Trujillo: los militares del Arma Submarina de la Armada. Ya que ellos ya están acostumbrados a vivir en un minúsculo espacio.

Es verdaderamente sorprendente la capacidad de aprovechamiento del espacio que tienen en los submarinos; me río yo de los decoradores minimalistas. Las duchas son claustrofóbicas; pero no para ellos. El comedor llama al arrumaco y la charla cercana; ¡y tanto! Una mesa que desaparece por aquí y un asiento que ocupa su lugar. El mínimo hueco es utilizado como armario, reconvertido en estantería, conteniendo mecanismos y palancas, luces, tuberías, tornillos... Pero lo que verdaderamente llama la atención es el concepto de “cama caliente” y que consiste en un catre que, convenientemente distribuido y adaptado al cuadrante de servicios y tiempo libre NUNCA ESTÁ VACÍO: se levanta uno y se acuesta el saliente de servicio.

Que aprendan los jóvenes adaptándose a la solución Trujillo. Si un día deciden casarse, organizar una fiesta, ver el fútbol o tener una pareja de hecho –preferentemente homosexual para sintonizar con el Gobierno y con su consiguiente reclamación adoptiva- que imprima a sus cohabitantes la doctrina Trujillo de las camas calientes. Aprovechamiento máximo del espacio y contención absoluta del moviendo y, también, del cabreo.

Hay una cosa que tendrá que armonizar nuestra ministra con la responsable del ramo: el normal desarrollo de nuestros jóvenes. Pues, como en el Arma Submarina, en las soluciones habitacionales para hobbits de nuestra ministra la prioridad en el criterio de adjudicación deberá ser la altura y complexión. Por lo que sería conveniente que nuestra descendencia fuera igualmente descendiendo (valga la redundancia) en lo altozano y corpulento de los mozos y mozas.

Que nadie se preocupe ante el problema de la vivienda, la maga Truquillo-Gandalf tiene la solución: redondas y pequeñas casas de hobbits para los españoles con menos recursos y, preferiblemente, más pequeños.

¡Qué historias se monta la ministra!

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