martes, septiembre 20, 2005

INVOLUCIÓN PROGRE: NI UN CHISQUERO

¿Recuerdan esos encendedores de pita a los que para prender la mecha anaranjada había que palmotear repetidas veces su corona metálica? En efecto chisquero se llamaba. Bueno, pues ni eso podrá usted llevar al campo a riesgo de que si le pillan los beneméritos medioambientales le metan un buen puro (que será de plástico, claro)

Y es que ¿Sabe al final quien tiene la culpa de la falta de medios, la descoordinación, la lentitud en la reacción o la negligencia valorativa de la catástrofe humana y ecológica que ha calcinado Guadalajara? Lo ha acertado: usted. Y así, por torpe, por negligente, por incendiario, por llegar tarde a todos sitios, se le prohibirá hasta fumar en el campo. Si usted trabaja en un retén de bomberos y, después de una dura jornada de luchar contra el fuego decide echarse un cigarrito (en todos los trabajos se fuma) llegará la ministra de las aguas fecales y multa que te crió. Y da lo mismo que usted esté concienciado, que apague su cigarro en una lata de refresco o que lo destruya contra la tierra guardándolo después en su bolsillo. Nada, eso no les vale porque no se fían, y cuando no se fían no se fían. ¿Está claro? Y ni chuletas ni nada, aquí sándwich y tortilla para todo el mundo, se acabó el cachondeo en el campo a la luz de la fogata con el cigarrito y las chuletitas.

Me parece increíble la concepción que tienen algunos –socialistas, claro– del término responsabilidad unido invariablemente al de libertad. Lo pernicioso no es que alguien fume, o que se ase la panceta en el campo, lo censurable y en su caso sancionable debe ser la negligencia, el dolo o la culpa en una actitud que desemboque en catástrofe. Por ponerles un ejemplo: lo nefasto no es ocupar la consejería de Medio Ambiente de una comunidad autónoma, lo criticable es hacerlo de la peor manera posible hasta el punto de que nuestra ineptitud desborde una catástrofe que se podía –con previsión, rapidez y medios– haberse paliado.

Perdonen la forma del artículo, pero que me traten como a un niño dándome en la mano cuando quiere coger algo no lo puedo soportar. No dudo que tengamos que revisar y en su caso endurecer las condiciones que posibiliten encender fuego en el campo; no estaría de más revisar los lugares habilitados para tal fin con sus parrillas, etc. Pero de eso a prohibir tajantemente hacerse una chuletada o fumarse un cigarro en el campo media un abismo. El que separa el paternalismo desconfiado y prohibicionista que pretende impulsar la ministra Narbona como consecuencia, no se olvide, de una patética gestión socialista que por todos los medios intentan ocultar. Estas medidas están dirigidas a lo mismo, no se dejen engañar.

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