Ya lo dijimos el 1º de Mayo: ¿quieren ver multitudes en las calles? Esperen al día del orgullo gay. Allí podrán ver la auténtica y modernizada reivindicación socialista ocupando la calle por miríadas, mostrando de manera exuberante el progresismo –otrora proletariado– que amamanta el nuevo socialismo de Zapatero.
Qué cambio amigos: del currela hipotecado en el extrarradio, a los burgueses de nalga suelta de Chueca. Y es que eso del sindicalismo, sinceramente, evoca a mono, grasa y pancarta con faltas de ortografía y mucha mala leche. El sindicalismo, el de antes, el de verdad en definitiva, pues qué quieren que les diga, es un poco de machorros. Y así no es de extrañar que un Gobierno de Vogue, arquetipo del nuevo socialismo blandito y gay, prefiera por compañía la de unos mercachifles y charangueros subidos en coloridas carrozas, antes que la de unos velludos sindicalistas de mono azul y bocata con ‘papel de aluminio’ saliendo del bolsillo. Ante ésta segunda visión, intuyo el comentario de las Leire, Calvo y Trini: ay mi Zapa, cuanta rudeza...
¿Exagero? Bueno pues díganme: ¿Quién está ahora a la derecha del Zapa si no Zerolo?. Por todo ello, me atrevo a recomendar al Fidalgo de la triste figura y su fiel escudero Méndez, desistan de toda lucha contra los gigantes empresariales que tantos desdenes gubernamentales acarrea. Yerran en su ataque confundiéndolos con gigantes pues no son tales, ya que aquí el único gigante que impera cobijando a ZapaZerolo es don Jesús.
Desistan en la lucha nobles y sindicados caballeros, otra doncella ha ganado los favores del presidente por accidente. ¿Doncella? Bueno lo que sea. ¡Pero retírense les digo! Guarden silencio y sumisión entretanto moran en sus albergues de treinta metros cuadrados, pues para el ínclito de Moncloa un trabajador de contrato precario merece un cubil precario.
Proletarios del mundo:
¡Viva el día del orgullo gay! El género humano será mejor después de Zapatero.
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