martes, septiembre 20, 2005

EL TERRORISMO Y SU QUINTA COLUMNA PROGRE

Ser progre es cansado. La impostura de argumentar una cosa y su contraria en el mismo medio y ante la misma audiencia es tediosa. Circenses de la demagogia postulan contra el terrorismo mientras se [y nos] acusan de construir sociedades que incitan odio asesino con turbante de noche y mercedes de día. Si la tiña fuera verde asumiría el color del islam; pues en los territorios donde rige el islam –y salvo su clase dirigente– el predominio de la miseria es absoluto. Y como nos envidian nos matan. Pero la miseria en sí no es asesina –en España mismamente se ha pasado un hambre miserable pero digna– lo que espolea a la bomba humana contra el infiel es una ideología teocrática, totalitaria y excluyente: la ideología perversa del islamismo yihadista que ha declarado la guerra a Occidente baladronado por una cantera de cuatrocientos millones de fieles seguidores.

Pero volvamos a nuestros progres. Y es que si, además de enfrentarnos a una guerra declarada por unos y no asumida por otros, tenemos que asistir a los esfuerzos justificadores de los zascandiles de turno, estamos resistiendo contra dos frentes: el frente terrorista y su quinta columna anti-occidental. Lo curioso del progre español, siempre atento al final de la carrera para levantar el brazo del ganador, es que muchos se iniciaron con una camisa vieja que mutando en nueva desembocó en la servilleta palestina demodé. Sobrellevan un travestismo vergonzante y oportunista, aunque necesario para readaptar toda su argucia retórica al momento actual.

Como cuando leemos de estos simples “agradecer” que el Gobierno de Tony Blair no acusase al IRA de la matanza del 7-J, en clara evocación de nuestro 11-M y las declaraciones que desde casi todos lados –exceptuando Otegui– cargaban inicialmente la autoría sobre ETA. Qué manera de manosear la realidad y qué cómodos se sienten los progres revolcándose en la manipulación. Ellos saben bien que ni la situación actual de Gran Bretaña y su terrorismo doméstico es igual a la de España, ni el IRA tiene mucho que ver con la marxista-leninista organización terrorista ETA. Pero además, nada de lo acontecido últimamente en el Reino Unido hacía presagiar un recrudecimiento del terrorismo norirlandés en “auténtica” agonía terminal.

Sin embargo, aquí ETA antes del 11-M seguía planeando e intentando hacer lo que no ha interrumpido en más de treinta años: matar (me niego a reconocer que la delincuencia pueda decretar “treguas”) O prepararse para matar; o robar y extorsionar para poder matar; o hacer propaganda para justificar el asesinato de españoles. Una forma de asesinar que por lo demás se había ido tecnificando: de la olla activada con temporizador a la telefonía móvil; y cambiando: de la lapa en los bajos del coche a la mochila en los trenes o la estación de esquí.

Mochila, trenes ¿no les suena? Efectivamente, dos componentes que hallamos en Atocha tras analizar los primeros datos recién ocurrida la masacre. Por eso no es de extrañar que todos los políticos, antes incluso de la comparecencia del responsable de Interior, condenasen enérgicamente el terrorismo de la banda asesina ETA (despojada incluso de su condición de vasca –ahora y no antes– por el repartidor de pureza del PNV) Pero tenemos más, pues contra quienes dudaban que fuera ETA la autora de semejante masacre –dudas que hicieron públicas a toro pasado–, pudimos recordarles que similares efectos habrían producido las furgonetas repletas de explosivos que las FCSE lograron detener antes de colocar su mortífera carga. Y como prueba tenemos los atentados del cuartel de la Guardia Civil de Vic o Zaragoza, o el de Hipercor y el no suficientemente esclarecido o reivindicado del Corona de Aragón también en la capital maña.

Pero en fin, cualquier explicación desviada de la consigna establecida por la secta resultará inútil. Ellos ya han decidido que después de la conmoción provocada por los terroristas llega la manipulación que incitará la correspondiente agitación, el asedio al rival y las amenazas en plena campaña electoral. Más tarde, ya en calma, sólo se les ocurrirá preguntar: ¿quién ha ganado las elecciones? Pensando que el fin justifica los medios como en los tiempos del GAL, los fondos reservados o las negociaciones “discretas” de los socialistas con los batasunoetarras.

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