sábado, abril 01, 2006

ZAPATERO Y SU MENSAJERO DE PAZ


¿Por qué tenemos que aguantar los desprecios de J. Zapatero? ¿Por qué tanta humillación y tanto dislate? ¿Por qué ahora los noticiarios los encabezan Otegui y sus encapuchados con la aquiescencia de ZP? La democracia no es esto ni la inmunidad parlamentaria debe ser utilizada para esto.

La mafia terroristas etarra es compleja a la par que letalmente efectiva: algunos recaudan dinero para que otros compren armas y explosivos, terceros utilizan esas armas para reventar nucas y destrozar vidas, entretanto, diversos colectivos del entramado terrorista mantienen el apoyo social disfrazando de legitimidad política lo que no es más que terrorismo. Así fue durante años y para ello sirvieron HB, Heuskal Herritarrok, Batasuna, etcétera, etcétera, hasta que la policía y los jueces lograron demostrar la connivencia e interrelación de lo que no es más que un oscuro entramado terrorista. Desde entonces, Batasuna acompaña a la Eta en los distintos listados de organizaciones terroristas del mundo. España había conseguido así dar un paso importantísimo en la lucha contra la barbarie terrorista.

Arnaldo Otegui siempre ha estado vinculado con el terrorismo. Militó en la rama armada de la bestia especializándose en el secuestro y tiroteo de españoles, cayendo finalmente preso por su pertenencia a la Eta. A su salida de prisión se reinsertó a la manera etarra: pasando a militar en el entramado seudo-político por mor de la teoría de los vasos comunicantes. Todo quedaba en casa. Si antes disparaba ahora justificaría los disparos, si primeramente secuestraba ahora se beneficiaría del dinero obtenido de los secuestros, si antaño militaba en la Eta para forzar una negociación con su enemiga España, ahora encabezaría la delegación negociadora frente al mismísimo presidente del Gobierno que le recibiría como a un hombre de paz. ¿Cabe mayor desvergüenza? ¡Cabe! Pues el presidente que otorgaba marchamo pacifista al antaño pistolero y hoy tahúr batasuno, despreciaría a las victimas calificando los atentados terroristas como de “accidentes”. ¿Por qué tenemos que ser insultados? ¿Por qué el padre del niño Fabio Moreno tiene que aguantar que su máximo representante político lauda día sí y día también a los terroristas que cercenaron la vida de su niño? ¿Por qué la valiente Irene Villa, después de enfrentarse y vencer a la vida, tiene que tolerar semejante desbarro presidencial? ¿Por qué el mal llamado proceso de paz, es decir la victoria de los terroristas defensores del “final dialogado del conflicto”, es una muestra permanente de encomios hacia Otegui y sus encapuchados mientras ultrajan la memoria de los asesinados en el cuartel de la G.C. de Zaragoza o Vic? ¿Por qué o por cuánto aguantan muchos socialistas lo que no han sido capaz de aguantar Rosa Díez o Gotzone Mora? El mal llamado proceso de paz, para las victimas desangradas por el terrorismo, no es más que el procedimiento de la desvergüenza socialista por mantenerse en el poder a costa de todo y de todos. Puedo tolerar que me insulte una casta política cínica, pero no aguanto que se mancille a quienes la defensa de la libertad les demandó la vida. No aguanto el lenguaje y las formas de Zapatero y su mensajero de la paz: Otegui.

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