viernes, febrero 17, 2006

EL PARLAMENTO VASCO NO QUIERE UNA ETA VENCIDA

Los ciudadanos de la todavía España pagamos a TODOS los políticos, también a los del PNV. Con nuestros impuestos mantenemos las instituciones y parlamentos autonómicos, incluido el vasco. Establecido lo anterior, la responsabilidad de todo lo que acontece –y no pocas veces nos avergüenza– en la política española o anti-española, recae en nosotros: espectadores silentes de una función bochornosa que sufragamos con el sudor de nuestra frente y la sangre de nuestras victimas.

Pues bien, el Parlamento vasco ha aprobado una resolución en la que insta al Gobierno autonómico a poner las bases para “una paz sin vencedores ni vencidos”. Que es lo mismo que manifestar que ellos NO ESTÁN POR LA VICTORIA SOBRE LOS TERRORISTAS DE LA ETA; consecuentemente, tampoco porque las victimas del terrorismo etarra aparezcan como vencedoras. Semejante barbaridad sólo ha contado con la oposición del Partido Popular, pues los socialistas del PSE-EE junto a los separatistas de EA se han encogido de hombros en una abstención que como el que calla, otorga. Despejando el camino para los tejemanejes del PNV y su comparsa recaudadora: Ezquer Batua más Aralar, culminado todo con la declaración del peneuvista Joseba Eguibar: “Eta es una organización política que hace uso de técnicas modernas de lucha de minorías contra mayorías” y que son “técnicas terroristas”. Créanme, esto se ha dicho en un parlamento autonómico español por parte de un político español pagado por españoles.

Los pasados días todo el mundo se rasgaba las vestiduras porque un periodista dibujaba la cara de alguien a quien otros ven como profeta. Vale. Consiguientemente, los seguidores del susodicho profeta, escandalizadísimos ellos, se entregaban a una orgía de sangre y fuego contra las legaciones de los infieles. Cosas de la Alianza de Civilizaciones. Además, una pecadora Europa cada vez más Eurabia, se golpeaba públicamente el pecho por boca de los opinantes profesionales de zumbido tan políticamente correcto como simple, reconociendo su irreverente existencia: perdón moros, perdón. Ahora bien, aquí sale un tío, un político español travestido en anti-español, y dice que reventar cuerpos, matar niños, arrasar centros comerciales, cuarteles, tirotear nucas, dejar cojas a una madre y su hija, en suma, asesinar y desangrar españoles son “técnicas modernas de lucha de minorías contra mayorías [...] técnicas terroristas” y aquí nadie hace nada. Mismamente, en las tertulias radiotelevisadas los comentarios son tan nimios y protocolarios como las condenas tras cada atentado. ¿Y los políticos, el Gobierno, De la Vega, J. Zapatero? : silencio absoluto. ¿No les parece increíble, nos les repugna? Es tan increíble y causa tanta náusea, como oír que España es realmente un Estado de Derecho en el cual las leyes protegen a los ciudadanos, y que para su defensa cuentan hasta con una fiscalía estatal. Teoría. Aquí cualquiera –sobre todo un político separatista– puede insultar a las victimas del terrorismo, y por ende a todos los españoles de bien, y no pasa nada. Contrariamente, que ningún españolito contribuyente pinte un moro, un profeta no cristiano o un hare krishna: será tachado de facha. O incluso podría ser peor: si vas y expresas que te gustaría meter una ‘técnica moderna’ en la entrepierna de algún que otro político subnormal, entonces es posible que aquel Fiscal General del Estado hasta ahora inactivo, vaya y te busque por vociferante.

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