CATALUÑA –Arturo– MAS / ESPAÑA –Zapatero– MENOS

Cataluña, gracias a Zapatero, será nación. España, gracias a Zapatero, será menos nación. Los nacionalistas catalanes, gracias a Zapatero, estarán felices pero ¿y el resto de españoles, también consideran apasionante que Cataluña sea una nación emergida cual mioma del interior de la Nación española? Para conocer exactamente qué opinan los españoles –titulares de la soberanía de TODA la Nación española– sobre el resurgimiento de una nación en el seno y a costa de la suya, bueno sería preguntárselo. Bueno y democrático. Cosa distinta es pretender que ZP sea bueno o tan siquiera democrático.

Los charlatanes pro-Estatut nos venden su mercancía: el noventa por ciento de los catalanes –representados por el Parlament– apoyan el Estatut y por tanto el resurgimiento de la nación catalana. Lo cual, en mi humilde opinión, es mentira. Y lo es porque no creo que quienes depositaron su confianza en Maragall lo hicieran pretendiendo crear ninguna nación catalana ni cosa por el estilo. Al menos eso se desprendía de las palabras de quienes desde el PSC solicitaban el voto apelando a ‘desbancar’ al nacionalismo más rancio de las instituciones catalanas. ¿En qué parte de la propuesta del PSC se recoge claramente la pretensión de crear la nación catalana por vía estatutaria? La confianza obtenida por los políticos en unas determinadas y temporales elecciones, no es un cheque en blanco que permite cambiar de arriba abajo la concepción nacional-territorial de Cataluña y por extensión e inclusión España.

Pero lo más grabe no es descubrir un Maragall en pugna nacionalista con ERC, lo aciago es recordar que quien abrió la caja de los truenos fue Zapatero prometiendo aprobar el Estatut que saliese del Parlament. Dramático. Y es que el Estatut dimanado del Parlamento catalán en quien ZP depositó su confianza, acaba de fabricar la carta de presentación de una nueva nación en la periferia de Europa y en el corazón de España.

Nuestra nación ha sufrido un ataque al corazón por exceso de colesterol nacionalista e hipertensión claudicante socialista. Es decir, Zapatero deja a la nación española muy malita. Ya se lo pueden agradecer los nacionalista catalanes ya.