lunes, noviembre 21, 2005

PEPIÑO: ¡SE CALLEN, COÑO!

El estudiante Pepiño Blanco pretende enmendar la plana nada más y nada menos que al mismísimo Presidente del Tribunal supremo, Francisco José Hernando, a quien acusa de mentir. ¡Toma ya! Y eso sin terminar Pepiño, pasados ya sus años mozos, una carrera universitaria que se le atranca como las palabras. Así, no es de extrañar que también Enrique López, portavoz del Consejo General del Poder Judicial, tenga que ilustrar a Pepiño explicándole que las manifestaciones de Hernando están amparadas por la libertad de expresión.

¿Libertad de expresión he escrito? La misma que reclaman, por cierto, los informadores de la cadena COPE e incluso el director de EL MUNDO, victimas del ataque incruento del algarrobo Montilla, que sólo baja de Sierra Morena para repartir insultos o cobrar... descréditos, porque los créditos se los condonan. Y es que todo queda en Caixa, por lo que Manuela de Madre ya no tendrá que volver a coger las maletas perseguida de cerca por Franco a caballo; ¡ahora comprendo la obsesión que tienen con las estatuas del dictador!

Qué tristeza de socialismo. Volvemos a los tiempos de aquella serie ¿recuerdan? : CORRUPSOE EN MIAMI. Plasmación cinéfila –aunque norteamericana– de la realidad peninsular colectivista y por tanto socialista, que justifica que lo que es bueno para uno, es bueno para el partido, dicho lo cual: ¡a la buchaca!. Y que viva Zapata; o Zapatero. Deben proteger su Oasis Catalán de la ingerencia pedigüeña obsesionada en conceptos como igualdad o solidaridad.

Lo ha señalado Mariano Rajoy, quien un tanto hastiado señalaba algo así como “ya estamos otra vez...”. Y es cierto, ya estamos otra vez con los dineros ajenos y las condonaciones de créditos ¿para qué? Para lo mismo que se fraguó Filesa, Malesa y Time Spot: financiar al PSOE y su furúnculo el PSC.

También como entonces, cuando algunos periodistas levantaron la voz e hicieron uso de la libertad de expresión y por tanto de prensa, el bandolerismo socialista les acusó de mentir, calumniar y sembrar crispación. Por eso ahora se adelantan impidiendo el ejercicio de la libertad de expresión sea de quien sea: unos periodistas, una cadena, unos manifestantes, unos obispos, el Presidente del Tribunal Supremo, su portavoz, etc., etc.. Ahora bien, el tiempo pone a cada uno en su lugar, que si hacemos un poco de memoria es, por un lado, a no pocos en la cárcel y el resto en la oposición.

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