martes, septiembre 05, 2006

NUESTRO MOISÉS SE LLAMA ZAPATERO

Ahora, cuando el problema inmigratorio ha desbordado todas las previsiones y todas las políticas, y resonando el efecto llamada de Caldera como la mayor metedura de pata recriminada incluso por una Europa que contempla como España es un coladero, como digo ahora De la Vega se pone en jarras: “que quede bien claro. Todo el que entra en España de manera irregular, más tarde o más temprano saldrá de España”. Estupendo. Le ha faltado añadir: “cueste lo que cueste”. Y es que nos está costando un ojo de la cara. ¿O es que alguien cree que sale gratis la repatriación de los inmigrantes? Quienes, por otra parte, lo seguirán intentando una y otra vez pagando sólo el viaje de ida pues el de vuelta corre a cargo del contribuyente español, cuyo dinero es gestionado alegremente por el Gobierno socialista de ZP. ¿Cuánto tiempo y cuántos hambrientos seremos capaces de alimentar indefinidamente?

Como digo, las consecuencias del efecto llamada provocado por la regularización masiva del ministro Caldera doblan y repican de Europa al África negra, donde incluso ya tenemos webs dedicadas a canalizar el masivo flujo migratorio hacia “la España-chollo de Zapatero el complaciente”. ¿Esto en qué se traduce? Pues en un colapso en todos los órdenes. Las Canarias se encuentran desbordadas, y sus servicios de urgencias no dan abasto para asistir humanitariamente a todo el que llega buscando a Zapatero. Y así, la Cruz Roja de Canarias y de no pocos sitios en España desvía la mayor parte de su presupuesto en atender humanitariamente a quien cree que el maná nos cae del cielo en Occidente. No les culpo, pues sólo siguen las miguitas de pan de pulgarcito Caldera, verdadero culpable junto a los gobiernos africanos mafiosos y productores de hambrientos que dejan al desabrigo del mar.

Ante unas islas canarias colapsadas, el billete de avión a la península lo paga el ciudadano español; que también pagará el billete –y algo más al gobierno sátrapa africano– por los pocos que se logre devolver. También pagamos a unos policías –tan necesarios en otros sitios debido al incremente delincuencial– incapaces de parar la avalancha y dedicados principalmente a la asistencia cual ONG. Por lo demás, también pagamos a los guardias civiles y el costosísimo traslado de sus barcos, dietas y combustible, desplazados a Mauritania y que lo más que hacen es devolver a la playa a quienes lo seguirán intentarán al día siguiente. Todo es dramático, pero incluso sintiendo la lógica conmiseración de quien arriesga su vida siguiendo los equívocos mensajes de nuestros gobernantes (digo nuestros porque eligen España en vez de Portugal o Italia, por poner sólo dos ejemplos cercanos) que nadie pierda de vista que nada sale gratis. El chorro de dinero destinado, lógicamente, a una atención humanitaria que se incremente día a día, tendrá consecuencia en los bolsillos de todos los españoles. ¿Resignación? Como digo el desbordamiento inmigratorio que nosotros tenemos ahora NO LO TIENEN otros países europeos. Pero es que nosotros tampoco tenemos –por desgracia– sus gobiernos. Tenemos a ZP: el chollo-web del África negra.

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