Con ‘t’ de tensión, que no de talante, trazará José Luís RZ toda la campaña electoral socialista. Entre el drama y la tensión, entre los victimarios y la invención, no hace tanto que pacían –los socialistas– junto a la ETA en cómplice negociación. Y es que José Luís, a quien otros trazaron tiempos ha como un delicado Bambi, es en verdad un ser frío que ansía una España tensionada a medio camino entre la crispación y la desesperación.
Y eso es lo que tenemos hoy como herencia de RZ: tensión en quienes pierden o perderán su puesto de trabajo; tensión en quienes, a pesar de vacuas promesas, no consiguen acceder a una vivienda digna; tensión con la lengua común marginada en algunas partes de España; tensión en la historia, donde se tensiona con un guerracivilismo de lo más cainita; tensión en (y contra) las victimas del terrorismo; tensión con la inmigración; tensión en un proyecto de España puesto en duda y al albur de los nacional-separatistas; tensión por culpa de una política internacional que es internacionalista socialista; tensión en las cuentas que no cuadrarán por culpa de las negociaciones con los separatistas; tensión en la sanidad; tensión, tensión, tensión y más tensión. Zapatero quiere un aumento de la tensión. Más tensión, más madrera, ¡¡es la guerra!!
Entonces, meditemos un poco mientras los dedos de la mano sujetan y rascan nuestra barbilla ¿Quién crispaba qué? ¿Quién tensiona qué? ¿Quién ataca qué? La cosa, pues, está bastante clara incluso para un infeliz que haya sido engañado por RZ: la táctica de la tensión ya la hemos sufrido de manos de un socialismo en tensión permanente. Y así, la tensión llevada a cabo en la pasada campaña electoral llevó a cercar y apedrear sedes, mientras se escupía e insultaba a los candidatos del PP el mismo día que acudieron a votar. Eso sí que era tensión Presidente soñador de una España tensionada ¿Es esta tensión, pues, la que solicita y conviene a RZ? ¡Menudo ser nos ha caído en desgracia!