domingo, enero 14, 2007

LA CARA DE LOS NEGOCIADORES CON LA ETA

La manifestación de anoche, que tenía que ser contra la Eta y en respeto a sus víctimas representadas por el recuerdo de las dos últimas, desembocó en otra cosa: una mani pro Zapatero. Y así, anoche se congregaron muchos con la firme idea de posicionarse en contra del terrorismo, advirtiéndose a continuación impelidos al apoyo público de un Ejecutivo que había negociado previamente con los asesinos de Carlos y Diego. Y es que la cara de los socialistas es así de dura: impulsan y firman un Pacto Antiterrorista mientras están dialogando con los batasunos; ofrecen y estrechan la misma mano –sin desinfectarla mediante el arrepentimiento– a los terroristas que a sus víctimas; prometen firmeza y diálogo a todos –victimas y terroristas– en la misma frase y con la misma cara. La cara dura socialista.

Las llamadas a la UNIDAD en la manifestación de anoche eran abundantes. Pero cabe preguntarse ¿unidad con quién y contra quién? Pues visto lo visto anoche: unidad de todos y contra el PP. Y por eso los lemas y carteles que aludían a la banda asesina Eta eran menores que los que se referían al PP, su presidente Rajoy, el Alcalde de Madrid o la presidenta de la Comunidad Esperanza Aguirre. Porque a pesar de que el PP, de manera acertada, no se brindó a ser emboscado en una manifa manejada por los pogres, el lema que flotaba en el ambiente era: ¡se nota, se siente, el PP está presente!... en el odio de las izquierdas. Las cuales, preparando el pin-pan-pun subsiguiente, designaron a los titiriteros José Sacristán y Federico Luppi para marcar la pieza a batir: “la derecha casposa (...) miserabilísima (...) y casi gótica.”

Puestos a tapar el error de Zapatero y el horror de la Eta, nada mejor que desviar la atención acusando de deslealtad a quienes se empecinan en recordarnos dichas faltas. Por eso, nuevamente asoman el PP y la AVT como piezas a zarandear, pues no han dejado de señalar que la Eta se rearmaba, que obtenía protagonismo mediático y por tanto político, y, en definitiva, que utilizaba la tregua como señuelo contra España. Como así ha pasado. Engaño que, por lo demás, han ensayado los terroristas –siempre con éxito– una y otra vez durante toda la Transición, sin que por ello hayan aprendido los gobernantes que fracasan por confiar en terroristas. Confianza que resulta imposible si tenemos en cuenta -¡cómo olvidarlo!– que los asesinos etarras sólo saben y quieren causar muerte, dolor y miseria tanto en su pueblo como en el resto de España. El error de Zapatero ha sido fiarse de unos asesinos, así como vendernos a nosotros una inútil y falsa confianza: “el año que viene estaremos mejor”. Equivocación presidencial gravísima, evidencia de que ZP no sólo no controlaba su cacareado proceso, sino que encima era presa de los tejemanejes de la Eta. Error gravísimo que demanda una formidable movilización para ocultar la tara presidencial. ¡Y para eso están los titiriteros y los sindicatos! Subvencionados todos.

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