jueves, septiembre 27, 2007

POLÍTICA DE GARRAFÓN

El símbolo del PSOE lo encarna cabalmente un mástil vacío: Felipe lo desinfló de socialismo en Suresnes y de obrerismo a lo manilargo; Zapatero reduce su españolidad renegando de sus banderas: roja, igualdad y fraternidad. Resultado de su flojedad española, el nacional-separatismo centrifuga la nación con la cucharilla del café para todos, haciendo soluble su discurso en el socialismo de José Luís. Por lo que no nos debe extrañar, en tal caso, que hasta la Rosa (Díez) abandone ya el hosco puño socialista, que siendo puño sin rosa es puño más agresivo.

Desde Moncloa Rodríguez está edificando un nuevo Estado del Malestar, pacifista de la revancha como es, mientras manda a nuestros soldados a luchar en sus guerras de mala conciencia. Faena que, por cierto, es convenientemente disimulada por el atronador silencio de sus titiriteros del despotismo iletrado. ¡Que de verdad menuda tropa! Roscas y tornillos que fijan la coartada zapateril del cupo rojo necesario para asegurar los votos que Llamazares no disputa, pues ya ni al comunismo por sus Frutos se le reconoce. Y es que estos políticos de los tiempos de ZP están irreconocibles, pues no parecen personas ni pronuncian palabras de persona sino de políticos: república frente a tranquilidad; subvención contra mérito; negociación en vez de firmeza ante el terrorismo; superávit con nuestro IRPF preferido a una lógica bajada de impuestos; rascacielos de intereses para los créditos hipotecarios.

Nuestro representante por ahí fuera, y sin embargo Presidente de leves o peligrosas relaciones internacionales, ha pasado de ser una necesidad frente a Aznar a todo un problema: no quieren sus saludos y desdeñan sus ánimos, no aparece en los portarretratos de nadie ante la radicalidad de su izquierdismo filochavista, espanta incluso a los pocos socialrealistas europeos: Italia. En fin, el marido de Sonsoles está como cabreado, y la paga con los más indefensos, que no son otros que quienes ofrecen su otra mejilla, a los que amenaza con una ley seca de catolicismo. Ahora eso sí, en contra posición, el trato con los musulmanes es delicado, y por eso Arabia Saudita campa a sus anchas, auténtico rey midas del islamismo pues todo lo que toca lo convierte en moro. Y ahora le ha tocado el turno a España, Al-Andalus de Ben Laden que acude a la llamada por la Alianza de nuestro Presidente; ni uno ni otro se explican. Por si fuera poco, y en vez de estar a lo que tiene que estar, el Gobierno penetra en las escuelas –violando la enseñanza– adoquinando su camino hacia el totalitarismo con una asignatura: Educación para la Ciudadanía, de memoria tan vieja y roja como la Vicepresidente, quien viste, vive y nos mira como si de una pija se tratase. ¡Qué tajada de garrafón político llevamos en todo lo alto!

martes, septiembre 25, 2007

ESCENARIO DE GUERRA SIN GUERRA

Rapsoda de los trabalenguas más confusos, superávit Zapatero (como el dinero público no es de nadie estoy que lo tiro) condesciende revelarnos la realidad de las cosas con su inconfundible monserga de calamar: Afganistán está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará? El pacifista que lo desenladrille, un escenario de guerra apaciguará.

Veamos la cosa: para ZP el emboscadas (al paso de Bush, y previa celada de la oportuna cámara, girando graciosamente sobre sí mismo da su manita Pepe Luís: “hola qué tal... amigo... bien, bien”) la dramática situación de Afganistán está más relacionada con la paz que con la guerra, a pesar de encuadrarse la operación en la ISAF, siglas que en español quieren decir: Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. Condición –la de seguridad– iniciadora de cualquier ulterior pacificación. Seguridad y paz, paz y seguridad, estados ambos ausentes –por propia lógica que casi cualquiera puede comprender– de todas aquellas zonas donde lo que impera no es más que la cruda guerra: como en Afganistán. Argumentos, los esgrimidos anteriormente, que hasta el mismísimo Perogrullo podría haber escrito, si ustedes aún me siguen.

Pues bien, a pesar de que la cosa, a priori, parecería estar sobradamente clara no es así. Y ello porque para los progres Afganistán no está en guerra, a pesar de ser un escenario de guerra (¿?) Lugar que por lo demás está infectado de terroristas armados y soldados entrenados para hacerles la guerra trayendo así la paz. Y es que también es mala suerte, hombre, ya que los malvados americanos con su Karzai a la cabeza han levantado un pacífico país en el puto medio de todo un escenario de guerra. ¡Cachis en la mar! Obligando por ello al pacifista Zapatero del NO A LA GUERRA (del Pepé) a traer la paz en medio de un escenario de guerra pero sin hacer la guerra. Pura cabriola. Pero es que Zapatero es persona acostumbrada al equilibrismo: con el Estatuto catalán; en las negociaciones con la ETA; para los presupuestos. Y así, es capaz de contorsionarse él haciendo que se retuerzan también sus asistentes: mismamente, pónganse ustedes en el papel de encargado de protocolo, y por lo demás, intuyo, experto ajedrecista, haciendo ímprobos esfuerzos para colocar las sillas de la cena de la ONU de tal modo que, antes de que Bush abandonase el lugar, el Presidente español pudiese enrocarse sobre sí mismo ejecutando sobre el tejano un certero jaque mate: “hola qué tal... amigo... bien, bien”.

Y digo yo: ¿no era aquel tío a quien Rodríguez saludaba el principal protagonista de la foto de las Azores que tanto azoró a la progresía? ¿No es más cierto que el presidente interceptado fue también el responsable de la “masacre de Irak”, una “guerra injusta, ilegal e ilegítima”? Concluyendo ¿Cómo logrará explicar el Presidente a todos sus votantes con superávit de izquierdismo sus monas piruetas para agasajo de George Bush? Me temo lo peor, por lo que avisado quedas ZP: igual a tu llegada en el aeropuerto te esperan los Bardem, Pepiño, Garrido y demás titiriteros para pedirte explicaciones por el numerito de equilibrismo encima de la escalera mientras Ban Ki-Moon tocaba el organillo. Y total, todo para recibir un saludo con sabor de rubio americano del amigo de Aznar: “hola qué tal... bien, bien”.

lunes, septiembre 24, 2007

NUESTROS SOLDADOS NO HAN MUERTO, LOS HAN MATADO

Se lee y escucha en diferentes medios de comunicación escrita o leída que nuestros militares atacados hoy en Afganistán han muerto o, igualmente, que han perdido la vida. Pero un momento, colegas, oíd con las orejas o leed a través de vuestros ojos: aquí los soldados de la patrulla española desplegada en Afganistán para la lucha global contra el terrorismo no ‘han muerto’ de nada –como si estuviésemos hablando de la conclusión de un proceso canceroso–, y por supuesto tampoco ‘han perdido' cosa alguna: la vida o algo similar (iban dando un paseo y perdieron –o se les calló del bolsillo– la vida; ¡menuda imbecilidad!) A nuestros soldados LOS HAN MATADO. Es decir, han sido atacados por unos cabrones terroristas que han declarada la guerra al Occidente del que formamos parte. Punto.

Y aparte. Porque nos menos importante de numerar es escribir que quienes hoy matan a nuestros soldados en Afganistán, también atacaron y mataron a los soldados de otras naciones en Irak o Israel, convirtiéndonos por tanto en HERMANOS DE SANGRE. Tributo derramado, repito, en la lucha contra un enemigo común –el terrorismo yihadista– que nos ha convertido en aliados nos guste más o nos guste menos. Circunstancia fundamental cuya importancia no deberían minusvalorar los sofismas dialectales de los sectarios periodistas de turno. Ya que el respeto mutuo de quienes han derramado su sangre por una misma causa no se demuestra con enfermizas y torpes poses juveniles: no levantarse ante el paso de la enseña nacional que arropa al pueblo –que no Gobierno– cuyos hijos unen su sangre a la de los nuestros, y cuyos padres entremezclan sus lágrimas. Consecuentemente, nadie debería ser ingrato con nuestros aliados –y menos que nadie un presidente de gobierno– atrapado por unos cálculos electorales de muy corto plazo. Pues la consecuencia de quien se ha comportado tan sectariamente (sembrando y abonado el desprecio más insensato para con sus aliados llamando incluso a la deserción masiva), se recibe después en el edificio de una organización de naciones que se denominan unidas donde nuestro Presidente, pose hierática y nerviosa mezcla de vergüenza ajena y arrepentimiento, se halla más sólo que la one. Evidenciando, por tanto, que España está representa por un Presidente que ridículamente escudriña cualquier errante mirada que hocicada con la suya excite la tímida sonrisilla de compromiso, suficiente para ser fotografiada y vendida aquí en paletilandia: el país de los nacionalismos antiespañoles y el antiamericanismo más rancio. Donde una vez más se hace cierto aquello que siempre se dijo: no se recoge mas que lo que se siembra.

Nuestros soldados muriendo allende los mares en defensa de unos principios democráticos y una bandera que no ondea ni en un tercio de la nación, y mientras tanto aquí quemando la foto de su Capitán general y Jefe del Estado: el Rey. Y es que si hasta el concepto de nación que antes tenía España ahora es tan discutido y discutible –como ZP dijo– ¿Qué es lo que defienden nuestros soldados en Afganistán que tanta vergüenza le da a nuestro Presidente aquí en el solar hispano? Ahora eso sí: tenemos superávit. De desvergüenza.