· Lucía V Dice: 9 de Enero de 2007 a las 11:29 pm
FranValde, perdona pero creo que me he perdido en la longitud de tu contestación, por lo que presiento que dejaré algún que otro punto por comentar. No obstante, voy a intentar dar la réplica que me ofreces:
Que das importancia a las opiniones periodísticas, incluidas las del Sr. Jáuregui, es obvio; prueba de ello es que, como tú bien dices, te molestas en leer lo que escribe y, además, lo que nadie puede negarte es que rezumas ilustración por todos los resortes de tu teclado (esté yo, o no, de acuerdo con tus exposiciones). Por otra parte, nadie te pide que tengas que compartir sus opiniones, como tampoco a mí me piden que lo haga con él o con cualquier otro periodista con los que comulgue en mayor o menor grado y es que, perdona que te diga, pero la comunión es algo tan íntimo y libre, o incluso mucho más, como el voto y ahí sí que estarás de acuerdo conmigo –como gran defensor que eres del Estado de Derecho- de que ambas cosas no pueden ser condicionadas por nada ni nadie.
Que estás o no de acuerdo con las “consignas” de difunden, eso también es evidente pero, amigo mío, ni para ti ni para mi es ninguna novedad que la difusión que de los asuntos “noticiables” (que no las noticias, pero la mayoría de las veces incluso éstas también) está siempre teñido del color del cristal de las gafas con que las han mirado y, así como tú y yo no parecemos usar el mismo tinte para nuestras lentes, ellos están en su perfecto derecho a hacer lo mismo, como también nosotros tenemos la potestad de leer y comulgar con quién nos plazca.
Que en virtud de la libertad de expresión que nos otorga el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el 20º de nuestra Constitución, tú –como cualquier españolito de a pie- estás en tu perfecto derecho de expresar lo que gustes y máxime utilizar los medios que ponen a tu disposición, igual que yo hago en este mismo instante; por lo que no sería yo quién me atreviera a poner cortapisas a tus disertaciones, ya que como tú bien sabes, ése es un derecho igualitario para todos y no es menester estar licenciado en Ciencias de la Información ni ninguna otra carrera para ejercitarlo. Por lo tanto, quede claro y meridiano, que no solamente ESTOY CONFORME, sino que, además, te insto a que lo hagas.
En cuanto al tema concreto de la discusión, la negociación con terroristas, te diré que no voy a entrar en valorar tus opiniones, entre otras cosas porque no me siento capacitada para tal, puesto que conozco mis limitaciones y no estoy, ni mucho menos, tan letrada como tú en estos asuntos. Pero permíteme, Fran, que de igual modo yo exponga mi “desilustrada” opinión.
Para mí sólo hay un camino hacia delante en todos senderos de esta vida: EL DIÁLOGO Y LA EDUCACIÓN (y no me refiero a la educación como conjunto de normas de cortesía sino a la consecución de sabiduría a través de la instrucción), puesto que el ser humano, como primera célula de transmisión social, una vez que obtiene una formación sólida y plural es capaz de lograr una repercusión exponencial cuyos primeros receptores son sus hijos, hombres y mujeres que mañana habrán de vérselas con seres iguales o similares a nuestros actuales etarras.
Eduquémosnos y seamos capaces de educar a los que, más pronto que tarde, habrán de tomarnos el testigo. Dialoguemos –los diferentes bandos políticos y los adversarios políticos y sociales-, y difundamos con el ejemplo, la mejor vía para dirimir enfrentamientos ya que ninguno, ni siquiera nosotros, los “incorruptos”, estamos en posesión de la verdad absoluta.
Por otra parte, me sorprende sobremanera que esgrimas, como única solución, una pena a cadena perpetua que, como bien sabes, no recoge nuestra Constitución -puesto que ésta limita la pena máxima en prisión a 30 años, facilitando al reo la posibilidad de reinserción-. ¿Es ésta tu concepción de Estado Derecho al que tanto aludes?Y para terminar, te diré que jamás, insisto, JAMÁS, se me ha ocurrido pensar, y mucho menos insinuar, que tengamos que poner “precio” a nuestro Estado de Derecho ni conculcar ninguna de nuestras Leyes. Por supuesto que hemos sido violados, violentados, asesinados y vejados; pero al igual que cuando alguno de nuestros hijos no quiere estudiar o ir a la cama “negociamos” con él sin que ello represente la conculcación de la más mínima norma familiar, el Estado debe “negociar” con todos sus “hijos”, aunque al nuestro le haya salido un garbanzo negro en la familia.
· FranValde Dice: 11 de Enero de 2007 a las 6:27 pm
Lucía, agradeciéndote que aún sigan discutiendo conmigo, y, de forma algo más esquemática a fin de facilitar la comprensión, te diré:
1º Para establecer un diálogo y para impartir una educación se debe arrancar, con anterioridad, de unos parámetros comunes. Es decir, si queremos entendernos mediante un diálogo, al igual que después acometer la delicada labor educativa, habremos de establecer unos principios rectores –comunes– para que durante el mencionado diálogo no hablemos de cosas diferentes. Para mí dicho marco es la Ley en un ámbito de desarrollo democrático: Democracia y Ley para obtener y vivir en LIBERTAD. Por lo tanto, interrogo Lucía ¿sobre la base de la Ley y bajo parámetros democráticos, qué diálogo se puede establecer con quien ni respeta la Ley ni cree en la democracia? Es decir: la Eta y sus adláteres.
Sostengo que el Estado de Derecho no tiene nada en común con el terrorismo, y, por lo demás, tampoco hablamos el mismo lenguaje ni creemos en el mismo desarrollo político: la democracia. Por tanto, me OPONGO tajantemente a dialogar o pretender educar a quienes son y actúan como intolerantes y totalitarios: los terroristas independentistas vascos de extrema izquierda.
2º No esgrimo la cadena perpetua como única solución contra el terrorismo; aunque, ya que lo dices, sí podría engrosar un paquete más amplio de medidas para la lucha contra el terrorismo (así como otro tipo de delitos especialmente violentos, etc.) Abogo por endurecer las penas de prisión para los delitos de terrorismo, con un incremento en su duración (que, si el pueblo lo aprobase, podía llegar hasta la cadena perpetua), instalando así en la perspectiva de los terroristas la certeza de que con su detención no habría más horizonte que la cárcel.
Por el contrario, ahora te diré lo que tienen en mente los terroristas:
Si son detenidos no pasarán demasiados años en la cárcel (al menos yo no lo considero demasiado) Y, una vez fuera de la misma, serán homenajeados en sus pueblos, nombrados hijos predilectos y recolocados en alguna empresa del entorno batasunoetarra, o también ayudado a establecer un negocio; aunque sea una cristalería y ésta esté en la misma calle y pegado al portal de su víctima. Además, durante su estancia en la cárcel engrosan las filas de lo que constituye el frente de makos (que es como dicen a las cárceles), dedicándose a la organización y agitación en el interior de las prisiones; con el señalamiento de objetivos, por cierto: Ortega Lara y otros.Has hablado de reinserción: para que exista, debe existir arrepentimiento. Y, salvo un par o tres de los ex etarras –Gamboa y algún otro que no recuerdo– NADIE de los terroristas que cumplen condena han mostrado el más mínimo signo de arrepentimiento, sino todo lo contrario. Entonces ¿de qué me estás hablando querida Lucía? Efectivamente, y como tú misma señalas, desconoces bastante del tema.
En cuanto a la cadena de perpetua y el Estado de Derecho, haz el favor y, ya que tienes conexión a Internet, comprueba que no son pocos los estados democráticos y de derecho que cuentan con la herramienta de la cadena perpetua en su ordenamiento jurídico.Existe una falsa tontería buenista que asocia paz, buen rollito, tolerancia y mansedumbre con democracia y Estado de Derecho. Cuando es justamente lo contrario. Si un Estado no es fuerte, no podrá regirse bajo las normas del derecho, que saltarán bajo la presión de quienes ni creen en la paz, la tolerancia y el buen rollito. El ciudadano claro que tiene que ser un tío buenista amable con sus congéneres que se levanta en el autobús cuando entra una embarazada o un anciano. Siempre y cuando tenga detrás un Estado que le proteja de quien ocupa el sitio que nosotros hemos cedido para las viejecitas y las embarazadas. Si no es así, se cae en el ridículo y se pierde la paz por no querer la guerra contra los terroristas.
Para terminar, seguiré insistiendo en que nadie –principalmente el Señor Jáuregui –ha querido o sabido especificarme las supuestas bondades de una política de diálogo y/o negociación con los terroristas. Y eso, pese a defenderlo constantemente en público. El axioma del diálogo y la negociación ha de ser un acto de fe: no necesita explicación, comprobación ni cotejo. Hay que creerlo o serás un facha intolerante… No te digo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario