Plantando sus gónadas sobre la mesa ETA le dice a Zapatero: “con nosotros no se juega, espabilado”. Consecuentemente, las embaucadoras risitas presidenciales y los talantes baldíos úselos ZP para sus mediáticas poses, no para porfiar con los terroristas. ¿Jugar con la ETA? ¡Ni se te ocurra presidente! Pues quien juega con fuego termina quemando la piel de las victimas del terrorismo. Recapitulemos ahora sobre la situación en la que nos encontramos tras [y por] un atentado cuya responsabilidad recae únicamente en los terroristas, por supuesto, pero dimanado de una torpe gestión presidencial.
La Batasuna ilegal, es decir los terroristas ilegalizados por acompañar a la ETA en la lucha contra España, se lo venían avisando desde hace tiempo al Gobierno: “ con represión no hay proceso”. Zapatero, de la mano de Rubalcaba y éste con unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado suficientemente conocedoras de la ETA, efectuó detenciones (represión en el lenguaje de los asesinos) sobre unos terroristas que, por lo demás, seguían reforzándose al margen de cualquier consideración sobre tregua ninguna. La policía y por tanto el Estado de Derecho no estaba en tregua. No pueden estarlo. Tesis argüida con jactancia por los socialistas para neutralizar los avisos de la AVT y el PP sobre el rearme de ETA. Todo perfecto, excepto que dicha explicación se opone a otra disertación de ZP sobre aquel hombre con discurso de paz (Otegi) o las inocuas intenciones de “Aníbal” de Juana Chaos. Del mismo modo, ETA señalaba la incompatibilidad de ciertas medidas judiciales y policiales con las palabras de un PSE que invitaba a legalizar Batasuna, reagrupar terroristas en cárceles vascas o la celebración de referéndum sobre Navarra y consultas sobre la autodeterminación del País Vasco al estilo canadiense. Por tanto, ETA señalaba la incoherencia socialista: “ si somos socios de proceso, si estamos en tregua, lo estamos con todas las consecuencias”. De lo contrario: “la doblez argumental y el cálculo electoral acarreará consecuencias”. Dramáticas consecuencias. Pues no es lo mismo la fullería en torno al Estatuto catalán, los engaños sobre Artur Mas, los ocultamientos al líder de la oposición Mariano Rajoy, e incluso el descrédito hacia la AVT, que pretender timar políticamente a la ETA. Porque lo malo, lo repetiré hasta que les entre en la mollera a todos los que votan a ZP, es que las consecuencias de la política equivocada del Presidente en torno a ETA las pagamos los españoles. Las pagamos las victimas del terrorismo.
El presidente no es culpable del atentado, por supuesto. De los atentados la única responsable es la banda asesina ETA. Ahora bien, el dolo del Presidente se cierne en torno a su proceso del mal junto a los terroristas, pues fue él quien lanzó una invitación al diálogo para quienes sólo se expresan mediante coches bomba. Por eso Zapatero no es culpable, pero es responsable: de sus actos y sus omisiones. Aquellos sobre los que un presidente del gobierno tiene que responder en el ejercicio de su gestión, máxime cuando una política errática ha logrado reforzar la máquina terrorista.
Con ZP los delegados de quienes han colocado la furgoneta bomba en Barajas se han sentado en el Parlamento Europeo después de pasar por el español.
·Con ZP los filoterroristas ocupan las calles, copando los medios de comunicación mientras llevan el mensaje de los presos etarras, que lo es también de ETA.
·Con ZP muchas víctimas del terrorismo, entre ellos muchos socialistas de bien –en nuestra memoria la dignísima madre de los Pagaza–, se han desecho en lágrimas mientras su sangre se helaba tras contemplar la reunión de Pachi López junto a los representantes de los terroristas.
·Con ZP el terrorismo callejero se ha incrementado, convencidos los terroristas de que Zapatero, preso de sus cálculos electorales, sucumbirá a la presión cediendo políticamente todavía más.
·Con ZP en la Unión Europea no salen de su asombro, pues después de los ímprobos esfuerzos para incluir a Batasuna-ETA en el listado de organizaciones terroristas, han podido comprobar la reunión de los socialistas junto a quienes están en dichas listas de terroristas.
·Con ZP ETA roba armas, coches y se aprovisiona de explosivos. Es decir, los terroristas con una mano hacen como que negocian, mientras con la otra recargan su pistola. Y así, ETA se ríe de Zapatero y por extensión de todos los españoles; porque lo queramos o no, Zapatero es nuestro presidente; nos guste o no, es quien nos representa. Aunque nos represente muy mal porque lo hace fatal.
·Finalmente, la ETA cree que ZP puede blandear y rendirse ante un horizonte electoral que habrá de pasarle factura. Y así, el atentado es una medida de presión para que el Presidente hinque la rodilla y claudique aún más. Las bombas son una bofetada a ZP en nuestras carnes, convencidos como están los terroristas de la inconsistencia de un presidente que, si accedió al poder por accidente, igualmente ante otro accidente dramático y sangriento como el de Barajas puede abandonar la Moncloa.
Rodríguez Zapatero está trabado en una madeja que, rodeándole todo el cuerpo, le tiene paralizado. Por eso no rompe definitivamente con los terroristas, ya que sólo puede suspender algo que, al final... necesita: el proceso del mal junto a los terroristas. En compañía de nuestros asesinos, una falsa paz cimentada en el chantaje de las bombas y las pistolas. Artificial ilusión cuya responsabilidad recae en el socialista presidente que nos vendió una furgoneta averiada que explotó en la T-4 de Barajas.
2 comentarios:
Rodríguez el Traidor no es culpable de los asesinato de ETA --al menos según la información de la que disponemos-- pero sin duda es responsable de la enorme botella de oxígeno de la que disfrutan.
En todo caso, tiene RESPONSABILIDAD. La dimanada por sus falsas esperanzas, que se apoyan en falsos informes sobre desarme etarra, obviados ataques de terrorismo callejero, y extorsiones a empresarios que no escandalizaron al 'dialogante' ZP. Bien, pues la Eta ha tenido que apretar el cuello del Presidente para que éste reaccione.
ZP, no trates de engañar a los etarras pues su respuesta es nuestra muerte...
Publicar un comentario