viernes, noviembre 25, 2005

REVOLUCIÓN BONOLIVARIANA

Don José Bono, a la sazón Ministro de Defensa de una nación que el socialismo cree indeterminada, prócer del Gobierno comandado por Rojo Zapatero para agrado exclusivo de sus masas anti-norteamericanas, venderá de nuevo armas al Tejero venezolano. Hugo Chávez Frías y Antonio Tejero Molina son dos militares golpistas que, malogrado el intento de alterar el orden democrático de sus países por la fuerza, apostaron por la vía política para conseguir los mismos fines antidemocráticos. En España, el incidente político de Tejero y su partido Solidaridad irrumpiendo en unas elecciones se saldó con un estrepitoso fracaso: cincuenta mil votos. Sin embargo Chávez, como otrora sucediera en Alemania con parecido populista y nacionalista de izquierdas: Adolft Hitler, tras el fracaso militar cosechó una victoria popular que desató su proyecto totalitario: la llamada Revolución Bolivariana.

La analogía entre Chávez y Hitler puede parecer exagerada al lector confundido por el trato cordial que dispensa nuestro Gobierno y sus apéndices mediáticos al ex golpista venezolano. En tal caso, me propongo enumerar algunos datos con sus pertinentes argumentos para contribuir a la desintoxicación rojogorilera.

Para sembrar el terror y conseguir el predominio político en las calles de la Alemania anterior a la ruina nacional socialista, Adolf Hitler organizó una fuerza paramilitar: las SA. Garantes de la revolución nacional-socialista, las SA repartían violencia y terror contra sus adversarios políticos o todo aquel que, escaso del canon racial-ideológico propalado por sus dirigentes, constituyera un estorbo para la revolución racial-socialista. El cenit del horror nazi se alcanzó la noche de los cristales rotos (Kristallnacht), donde los ciudadanos alemanes judíos fueron victimas de la barbarie estimulada por el siniestro mensaje nazi. Extendido el terror pardo por las calles alemanas y ahogadas las gargantas de la disidencia, el camino hacía el genocidio nazi quedaba allanado para Hitler. Su revolución se ejecutaría tras la victoria en las urnas del partido nacional-socialista alemán.

Como hemos dicho, Chávez también llegó al poder por medio de las urnas tras un fallido golpe de Estado que desvelaba el horizonte revolucionario y socialista resultante de un gobierno conducido por el Gorila Rojo. Los guardianes de la Revolución son los Círculos Bolivarianos, milicia estructurada en células bajo la dirección política del MBR200 (organización que agrupó a Chávez y su grupo golpista en 1992) para que desde cada esquina y en cada sitio de trabajo, defiendan y divulguen la Revolución: “todo el pueblo será bolivarianizado”. Se quiera o no, cabría añadir, pues tal imposición de aceptar la “verdad” bolivariana incluye incluso a los extranjeros: Chávez amenazó con expulsar a quien “diga una afrenta contra el Gobierno” pues “a Venezuela se la respeta”, equiparando la nación con su régimen al más puro estilo totalitario.

Otro componente totalitario que nos recuerda a las SS hitlerianas lo encontramos en las Brigadas Zamoranas, auténtico ejército de reservistas cuya perspectiva está en alcanzar “un millón de componentes” adiestrados y aleccionados para la producción y defensa del país (sic); o su régimen, según la identificación que de ambos hace Chávez. Las Brigadas Zamoranas nacen con la pretensión de “controlar las Fuerzas Armadas desde abajo para neutralizar el poder militar que se le puede oponer; formar grupos armados y reacción social con los Círculos Bolivarianos en cada cuadra; e infiltrarse en las empresas, en la Pymes y las fábricas para formar los comités de reacción en las empresas y destruir lo que queda del aparato productivo” ha señalado el vicealmirante Iván Carratú.

En todo caso, lo que no cabe duda es que la democracia, tal como la entendemos en Occidente, está muy lejos de parecerse a lo implantado por Hugo Chávez en Venezuela. El secuestro de la voluntad popular entregado en las urnas, se produce cuando el proceso revolucionario aprisiona la libertad ciudadana en un magma ideológico de exigida adscripción. Si un régimen necesita extender las bondades revolucionarias –bolivarianizar– con la protección de unos milicianos y reservistas armados, la democracia ha dejado de existir y la libertad sólo se consigue saliendo del país o con la muerte frente a un paredón de fusilamiento. Cuando un régimen carece de autoridad porque con sus actos ha perdido la legitimidad, tiene que valerse de las armas para someter a su pueblo. Hitler utilizó las SA, después las SS y también la GESTAPO; Chávez los Círculos Bolivarianos, las Brigadas Zamoranas o el MBR200: la imposición totalitaria aplastando la democracia por la vía de las armas. Armas vendidas por el Gobierno socialista de España con José Bono a la cabeza.

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