¿Sabe quien tiene la culpa del conjetural cambio climático? Usted: currito nuestro de cada día. O eso ronda por la mente de Zapatero, insigne propalador de toda la demagogia progre sobre el calentamiento global que se vuelve congelación en los bolsillos del obrero. ¿Cómo sucederá tal cosa? Con la creación por parte del socialismo preceptor y gobernante de otro impuesto indirecto: a partir de septiembre los dueños de los vehículos que más contaminen pagarán más. Lo ha dicho la tele. Con lo cual, si usted es un lastimoso currante de quemado coche generador de una lastimosa combustión, a pagar el pato del ecologismo sandía: verde por fuera y rojo por dentro, en atinadísima denominación del genial Ussía. Ocurriendo por consiguiente lo que la lógica alcanza presagiar: el que menos dinero tenga para cambiar su coche, el cual tose humo negro al unísono de un conductor que también carraspea camino del tajo, en la resultante socialista será quien tenga que pagar más que nadie. Esto es, a los más pobres entre los conductores se les hará aún más cuesta arriba cambiar de vehículo tras el nuevo gravamen zapaterino sobre sus nóminas, plusvalía empapada por una frente cuyo sudor enjuaga el Estado en su bacía ¡Y que viva el socialismo este tan moderno de ZP!
Y es que manda narices esta España nuestra que otros hacen suya a base de decretos Ley. Aquí, donde un Presidente del Gobierno se gasta una montonera de euros en adecuar la casita del trabajo (Moncloa) o la casita de la playa (La Mareta) para utilizarla únicamente un par de veces; aquí que todo quisqui se desplaza en helicóptero o en avión para cosas oficiales y oficiosas; aquí que cualquier tontolavaina tiene un coche oficial potentísimo y por supuesto escoltadísimo; aquí que se anuncia la eliminación de la ayuda para la compra de vehículos llamada Plan Prever, y que lo hace justamente cuando el sector automovilístico anuncia un descenso de ventas; pues aquí, en el país de la cuchufleta política y la subvención generosa con el dinero de los demás, resulta que quienes contaminamos somos usted y yo con la mierda de coche que gastamos, consecuencia del poco dinero para comprarse otro que crece tras la galopada del Othar socialista sobre nuestro lomo. ¡Qué pasada de políticos gastamos y que mansurrones les hemos salido!
Y es que manda narices esta España nuestra que otros hacen suya a base de decretos Ley. Aquí, donde un Presidente del Gobierno se gasta una montonera de euros en adecuar la casita del trabajo (Moncloa) o la casita de la playa (La Mareta) para utilizarla únicamente un par de veces; aquí que todo quisqui se desplaza en helicóptero o en avión para cosas oficiales y oficiosas; aquí que cualquier tontolavaina tiene un coche oficial potentísimo y por supuesto escoltadísimo; aquí que se anuncia la eliminación de la ayuda para la compra de vehículos llamada Plan Prever, y que lo hace justamente cuando el sector automovilístico anuncia un descenso de ventas; pues aquí, en el país de la cuchufleta política y la subvención generosa con el dinero de los demás, resulta que quienes contaminamos somos usted y yo con la mierda de coche que gastamos, consecuencia del poco dinero para comprarse otro que crece tras la galopada del Othar socialista sobre nuestro lomo. ¡Qué pasada de políticos gastamos y que mansurrones les hemos salido!
Ahora, que nadie vocifere en demasía (so pena de ser tildado de contaminador, insulto que tiene todos los visos de aventajar al de fascista en el escupidero progresista), pues para pagar tanto dispendio y tanta fiesta hace falta un esfuerzo más de los que tienen menos: nosotros, esa mayoría currante, madrugadora y sin embargo silente. Y es que su coche y el mío, guarros y pobres a partes iguales como somos, produce un humo tal que Zapatero es incapaz de apreciar la verdadera contaminación producida por las grandes industrias, las grandes fábricas, y en general tanto y tanto tubo de escape negro y gigantesco propiedad de quienes guardan su dinero y hacen negocio en los bancos que perdonan la deuda al partido político del Presidente. Por lo que escrito ha de quedar: estamos sufriendo un socialismo de Estado y en estado puro. ¡Y duro! Durísimo. Para usted y para mí principalmente.
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