Desde el punto de vista periodístico, cualquier periodista que se tenga por tal habría intentado conseguir una primicia como la de THE TIMES con el etarra De Juana. Pues si de noticias hablamos, tan importante es entrevistarse con Dios como hacerle una interviú al mismísimo Diablo. Y De Juana, diábolo entre diablos, culminación satánica y asesina de la Eta, supone una tentación –para un periodista cabal– tan evidente como las propias costillas del sanguinario asesino en serie.
Ahora bien, esto es como las drogas que el Jefe de la policía de Cataluña quiere legalizar: tiene contraindicaciones. Ya que prestarse –y prestar las páginas de una publicación como THE TIMES– al posado de De Juana, es servir como correa de transmisión de un publirreportaje etarra por y para los fines de la banda. A saber: destruir España, matando cuantos españolitos sea necesario matar por el camino. Estadio final de la Eta que, con tal de alcanzarlo, serian capaces de conceder hasta un reportaje en la mismísima Hola, compartiendo portada junto a la nietísima del generalísimo. En ellos el fin siempre justifica los medios.
Fijado lo anterior, bajo similares parámetros nos toca procesar una noticia de signo totalmente contrario, pero, noticia al fin y al cabo. Talmente, los hechos acaecidos y coetáneos a la muerte de Erika, hermana de nuestra Princesa de la lluvia (la sincronía de doña Letizia con el lloviznar en momentos cruciales de su vida, es asombrosa) Por centrar el tema: ¿deben los periodistas publicar todas las noticias que ya se conocen en torno al luctuoso episodio? A nadie se le escapa que los policías, los sanitarios, el personal del juzgado e incluso algún vecino, ya tiene una más que segura información. Indagación que, o mucho me equivoco, ya habrá llevado a cabo cualquiera de los buenos periodistas que a pesar de la crispación política aún tenemos en nuestro país. Entonces ¿qué, se publica o no se publica todo lo relacionado con el caso Erika?
Como valoración anexa, quienes reclaman límites a la información arguyen preservar la dignidad de la familia de Erika (que incluye la Real, y quizá por ello), así como el respeto requerido en estos casos. Inmaculado y bienintencionado argumento. Que de aceptarse, nos introduciría en un debate algo más profundo ¿quién cuida, entonces, de la dignidad y el respeto de la Nación española cuando las informaciones surtidas en beneficio de la banda Eta atentan contra estos principios? Peliagudo contenido que provoca una última cuestión ¿es más importante la dignidad de una familia que la dignidad y el respeto sobre todas las familias del Reino de España? Quien tenga la respuesta, que arree con su decisión.
jueves, febrero 08, 2007
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1 comentario:
Yo tengo el tema muy claro: el panfleto británico debería arder en el infierno por lo que ha hecho y sobre Erika se debe publicar la nota del suceso sin hurgar en heridas ni generar morbo.
Aprovechando el fuego del infierno en el Times se podrían enviar a todos los periodistas que antes son coprófagos que profesionales de la noticia.
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