domingo, enero 22, 2006

EL SOCIALISMO Y ESPAÑA, CONDENADOS A ZP

El futuro del socialismo español está ligado fatalmente al proyecto radical-socialista de Zapatero y sus consecuencias. Por tanto, el desenlace del nefasto efecto ZP no pasará desapercibido para un PSOE prisionero de un presidente entregado al nacional-separatismo más rancio e insolidario. En Ferraz debieran recordar lo que costó resucitar el partido después del latrocinio felipista, para corregir la derrota capitaneada por un Zapatero que sacrifica la nación española para conforte de los separatistas. Ahora bien, escribir esto ahora, con un ZP encantado de conocerse, henchido de satisfacción en su relación con los independentistas, es pregonar en el desierto. Y allí será, en el desierto inhóspito del abandono histórico, donde esperaremos a ZP.

El buen o mal gobierno se establece, en multitud de ocasiones, mediante un procedimiento que podríamos llamar comparativo. Por eso, valoraremos la labor de ZP confrontándola con la de otros presidentes y tomando como patrón, más allá de la subjetividad partidista, la confianza concedida o negada por los ciudadanos en las urnas. No obstante, en tanto en cuanto no se celebren nuevas elecciones, también podemos consultar lo que denominamos ‘tendencias’, y que comparadas con nuestro pasado más reciente revelan el más que previsible batacazo zapateril. Sea como fuere, e intuyendo que así por las buenas nadie me creerá, intentaré exponer ciertas ‘tendencias’ contrastables con nuestro pasado político más reciente, pretendiendo así demostrar lo que digo.


Ascensión y ocaso de los presidentes de Gobierno en España

En julio de 1976 Adolfo Suárez González, por encargo de Don Juan Carlos I, formaba el primer Gobierno de nuestra reciente democracia. A pesar de las dificultades, cuando pasado un año se celebraron elecciones democráticas, Adolfo Suárez alcanzó la victoria con UCD. Constituidas las Cortes emanadas de la soberanía popular, y aprobada la Constitución del 78 posteriormente refrendada por los españoles, el 3 de marzo de 1979 Suárez ganaba por segunda vez unas elecciones generales. Sin embargo, el tercer mandato de Suárez desembocó en un desastre por implosión del propio partido en el Gobierno, acosado despiadadamente desde todos los frentes. Por ello, el 29 de enero de 1981 Suárez dimitía afirmando que: “Yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la Historia de España”.

El sucesor de Suárez fue Calvo Sotelo, trámite en una España donde los acontecimientos se precipitaban. Entre ellos una intentona golpista y la definitiva extenuación del proyecto centrista, ocasión propicia para que en las elecciones anticipadas del 28 de octubre de 1982, el socialista Felipe González Márquez se alzase con una victoria histórica. Como quiera que el análisis del gobierno presidido por Felipe González no es el motivo del presente artículo, sí nos interesa apuntar que en las siguientes elecciones generales celebradas en 1986, el PSOE ganó nuevamente con mayoría absoluta. Y así, contando con un incontestable respaldo popular, Felipe González Márquez se mantuvo en el poder hasta perder las elecciones de 1996.

El final del régimen felipista fue una concatenación de mala gestión, robos y mentiras. Y así, atenazados por la corrupción, el paro, el crimen de Estado y un Ejecutivo trufado de impresentables, el PSOE reprodujo el hundimiento de la UCD. A pesar de ello, el rutilante presidente renacido de las cenizas de la derecha, José María Aznar López, se alzó con el poder ganando las elecciones con un estrecho margen: 156 escaños frente a los 141 obtenidos por el PSOE. Del Gobierno Aznar nos interesa señalar que, como viene siendo habitual en los gobiernos anteriores a Zapatero (exceptuando el trámite Calvo Sotelo), tras un primer mandato, el partido del Gobierno SIEMPRE revalida un segundo mandato; Suárez a pesar de múltiples dificultades; González y Aznar con mayoría absoluta.


El pesado lastre del efecto ZP

Tras los acontecimientos y datos relatados anteriormente, cabe preguntarse ¿es previsible que ZP revalide un segundo mandato como hicieron los presidentes que le precedieron? Evidentemente, lo que parece del todo quimérico es la obtención de mayoría absoluta –casos González y Aznar– tras un más que dudoso segundo mandato de Zapatero. Máxime, conocida una nueva encuesta –en este caso del diario ABC– corroborando la tendencia marcada por sendas consultas de La Razón y EL MUNDO, que otorga ya ventaja al PP frente a un PSOE embebido de amistad separatista.

Dicho lo cual ¿qué ha pasado para alterar la habitual tendencia a revalidar la segunda legislatura del partido en el poder? Pues lo que ha ocurrido no es otra cosa que el efecto ZP. Tal efecto consiste, básicamente, en crear problemas donde correspondía gestionar eficazmente. Y así, el Ejecutivo zapateril, impregnado de una inconsistencia ideológica lacerante y una debilidad dañina, se entrega en manos de unos socios nacional-separatistas que corrompen la vida política con un discurso de exaltación de la diferencia identitaria. Y así, un presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, soslayando los sentimientos de millones de españoles y el concepto de nación que consagra su Constitución, alentará la creación nacionalista de una NUEVA NACIÓN en la península: la nación catalana. Efectivamente y como sostiene MaragallZapatero pasará a la Historia”: como el presidente español que impulsó la creación de la nación catalana en disminución de la suya propia, utilizando como instrumento un Gobierno, entregado en usufructo por los españoles mediante elecciones, para ceder un pedazo de España con tal de permanecer en el Poder.

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