Efectivamente, resulta de lo más lógico pensar que la organización terroristas ETA jamás estuvo detrás de los atentados del 11-M. ¿Que por qué tanta seguridad en la afirmación? Sencillo de explicar:
Los españoles llevamos alrededor de cuarenta años luchando contra el independentismo terrorista vasco, circunstancia que supone, por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), un perfecto conocimiento del funcionamiento, estructura, organización y modos de operar del terrorismo etarra y sus satélites filo políticos o dizque sociales. De tal modo, y principalmente durante el gobierno Aznar –aunque no sólo– la presión ejercida contra dicho terrorismo (apremiándose, en parte, después de la nueva situación mundial de lucha contra el terrorismo global de base yihadista nacida a continuación de los ataques del 11-S) llevó a la banda al más absoluto ahogo operativo y político. La entonces neonatal Ley de Partidos, cuyo mejor remate suponía la asfixia económica –cerrando el grifo de las subvenciones– inmediata al ostracismo del terrorismo de las instituciones democráticas, contribuyó a que dicho ahogo fuese positivo del todo. Además, en Francia se trabajaba mucho y bien. Nuestras FCSE, en colaboración con las francesas, intervenían al poco de activarse los grupos etarras y en los prolegómenos de su paso a la península, deteniéndolos casi siempre antes de que cometiesen cualquier atentado. ETA estaba, por lo tanto, contra la pared y pasando tanto miedo como dificultad para moverse y operar: con grandes sospechas de estar más agujereada (en su seguridad organizativa) que un queso de gruyere. Pensamiento que la propia lógica de las cosas facilitaba crear.
Pues bien, en tal circunstancia de acoso, de conocimiento de la banda, e incluso si quieren de infiltración, lo que parece razonable pensar –como así lo pensaban los propios terroristas– es que si cualquier movimiento de sus grupos era automáticamente neutralizado por las FCSE, bien fuera por infiltración, bien porque tenían pinchados hasta los teléfonos confeccionados con las carcasas de los yogures conectados con un hilo de lana, también era fácil pensar que la policía llegaría a conocer –y quizá neutralizar– un atentado como aquel del 11-M del 2004. Y si el conocimiento por parte de nuestras FCSE no llegaba antes del ataque a fin de evitarlo, como tantas veces ocurrió interceptando más de un coche o furgoneta cargada de explosivos, lo que nadie puede negar es que la infiltración y posterior caída de los sucesivos grupos etarras (en Francia o en España) terminaría proporcionando la información que faltaba en cuanto a la autoría o apoyo al atentado de Madrid por parte de la banda asesina ETA. Es decir, que si el atentado lo hubiesen cometido terroristas etarras por acción o como apoyo a ésta, los primeros que lo sabrían serían los policías todavía bajo las órdenes de la cúpula policial del Partido Popular: que eran los Díaz de Mera por la Policía y López Valdivielso por la Guardia Civil, ambos a las órdenes directas de Astarloa como Secretario de Estado de Seguridad, conexión inmediata del Ministro del Interior: Ángel Acebes.
Ahora bien, en los días posteriores al 11 de marzo de 2004 ninguna información certera llegó (de las fuentes operativas) indicando la autoría o colaboración etarra en la masacre. Y si no llegó entonces, tampoco ha llegado después (ya con los socialistas al mando de las FCSE) derivada de las sucesivas caídas de grupos etarras en Francia o en España. Simplificando: si en los ordenadores, lápices electrónicos o agendas de cada fulano etarra apresado hubiese aparecido la más mínima mención al atentado del 11-M ya lo habríamos conocido; y eso por mucho que, en su maldad intrínseca, o ladinamente buscando promoción, tal dato lo hubiese pretendido ocultar cualquier mando político o policial: ya que ellos no hacen las escuchas, los seguimientos, ni tampoco realizan los análisis de la información, que son efectuados por los curritos de abajo: de ahí salen no pocas veces las filtraciones a la prensa. Circunstancia que pasado el tiempo nos permite establecer, ya para concluir, que efectivamente y como nos amaestra Rubalcaba: ETA NO HA SIDO.
Ahora bien, tras la sentencia por juicio del 11-M los del PSOE sueldan codazos en los costados de los medios afines pinchándoles para que remachen sin descanso: han sido los yihadistas, han sido los yihadistas (lorito real, lorito real) Lo cual, dicho sea de paso, es una circunstancia que muy pocos han negado; y el que haya sido capaz de negarlo, que lo demuestre ahora o que calle para... no desviar la atención de lo correcto. Que llegados al punto presente, pero asimilando la pocas veces apreciada sabiduría arrancada (que rima con arcada) de la boca de ZP, nos hace ratificar las palabras de nuestro Presidente tras el conocimiento de la sentencia del 11-M: “unidad... en la lucha contra el terrorismo” (no es literal, pero para el caso se entiende el sentido final con el que Z nos quería rellenar los oídos) Perogrullada a lo que no se puede contestar mas que con un: ¡sus órdenes! Presidente. Ya que es cosa evidente que para luchar CONTRA los terroristas –sin negociar, ni tratarles como pacifistas, pero tampoco minusvalorando sus asesinatos tildándolos como de ‘accidentes’– pues para eso, Presidente, siempre tendrá un apoyo máximo. Dicho lo cual, y como quiera que efectivamente han sido los yihadistas, han sido los yihadistas, apoyo total en la lucha contra el terrorismo global de esencia yihadista que ahora abandera el Presidente otrora ZP hoy sólo Z (con la P se ha caído también, ay, la Alianza de las Civilizaciones)
Justamente, ni un punto ni una coma más a la consigna sociata anti-yihadista, por lo que conminamos al empleo de nuestras fuerzas policiales en el conocimiento exhaustivo del terrorismo islamista: sus conexiones, las influencias internacionales, el apoyo proporcionado por Al Qaeda u otros grupos trasnacionales, su estructura organizativa, su entrenamiento y dónde se produce éste, etcétera. En conclusión: conocerlos tanto, estudiarles tan profusamente e infiltrarlos de tal modo para que, finalmente, puedan ser destruidos del mismo modo como se ha perfeccionado la lucha contra ETA. Con conocimiento e información, virtudes blandidas por la mismísima vicepresidenta De la Vega: "ahora sabemos qué ocurrió el 11-M, quién lo hizo y cómo lo hizo". Perfecto señora, entonces ¿dónde aprendieron los yihadista del 11-M, y quién les enseñó, a montar bombas con móviles?¿cómo se organizan, dónde se reúnen, quién les adiestró en su yihadismo terrorista? ¿Qué conexiones internacionales tienen, cómo se financian, qué ramificaciones asesinas segregan? Y finalmente ¿quién se escapó de la célula de Madrid y quién es el ignorado cerebro capaz de organizar el mayor atentado de la Historia de Europa? Conocimiento, mucho conocimiento aunque le extrañe a Pepiño Blanco: “me da igual que el autor intelectual del 11-M sea Ben Laden o su primo”. Claro, claro, Don Pepiño ¿diría usted lo mismo ante cualquier otra organización? ¿Lo diría de la cúpula o cerebro de la banda terrorista ETA, organización no pocas veces descabezada aunque siempre descerebrada? Para Pepiño la cosa está clara, inquiriéndose así mismo pero en voz alta ¿para qué narices servirá un cerebro? Que es lo que piensan muchos tras contemplar a tan socialista paladín a la taza.
Rematando, ahora que la ETA rompió su idilio con los sociatas y coincidiendo con que éstos nos venden firmeza político-judicial en la persecución etarra, la cual, nos dicen, se mantuvo invariablemente antes, durante y después de la tregua (no bajando la guardia en ningún momento, etc., etc.) Pues equivalentemente convendrá conmigo todo el que la presente lea, que contra los terroristas yihadistas se debería también mantener una guardia alta en las investigaciones tendentes a conocer TODO lo relativo a su estructura y funcionamiento: antes, durante y después de la sentencia del 11-M. Pues de lo contrario quedará –la sentencia– únicamente como bálsamo para aplicarse por cada cual (a izquierda y derecha de la honda herida que parte España en dos) en la parte que le pueda beneficiar políticamente a cada cual. Cuando aquí, más allá de politiquerías interesadas y polémicas nocivas, lo prioritario es conocer plenamente a nuestros ENEMIGOS los terroristas –de toda clase y condición– para derrotarles totalmente.
Los españoles llevamos alrededor de cuarenta años luchando contra el independentismo terrorista vasco, circunstancia que supone, por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), un perfecto conocimiento del funcionamiento, estructura, organización y modos de operar del terrorismo etarra y sus satélites filo políticos o dizque sociales. De tal modo, y principalmente durante el gobierno Aznar –aunque no sólo– la presión ejercida contra dicho terrorismo (apremiándose, en parte, después de la nueva situación mundial de lucha contra el terrorismo global de base yihadista nacida a continuación de los ataques del 11-S) llevó a la banda al más absoluto ahogo operativo y político. La entonces neonatal Ley de Partidos, cuyo mejor remate suponía la asfixia económica –cerrando el grifo de las subvenciones– inmediata al ostracismo del terrorismo de las instituciones democráticas, contribuyó a que dicho ahogo fuese positivo del todo. Además, en Francia se trabajaba mucho y bien. Nuestras FCSE, en colaboración con las francesas, intervenían al poco de activarse los grupos etarras y en los prolegómenos de su paso a la península, deteniéndolos casi siempre antes de que cometiesen cualquier atentado. ETA estaba, por lo tanto, contra la pared y pasando tanto miedo como dificultad para moverse y operar: con grandes sospechas de estar más agujereada (en su seguridad organizativa) que un queso de gruyere. Pensamiento que la propia lógica de las cosas facilitaba crear.
Pues bien, en tal circunstancia de acoso, de conocimiento de la banda, e incluso si quieren de infiltración, lo que parece razonable pensar –como así lo pensaban los propios terroristas– es que si cualquier movimiento de sus grupos era automáticamente neutralizado por las FCSE, bien fuera por infiltración, bien porque tenían pinchados hasta los teléfonos confeccionados con las carcasas de los yogures conectados con un hilo de lana, también era fácil pensar que la policía llegaría a conocer –y quizá neutralizar– un atentado como aquel del 11-M del 2004. Y si el conocimiento por parte de nuestras FCSE no llegaba antes del ataque a fin de evitarlo, como tantas veces ocurrió interceptando más de un coche o furgoneta cargada de explosivos, lo que nadie puede negar es que la infiltración y posterior caída de los sucesivos grupos etarras (en Francia o en España) terminaría proporcionando la información que faltaba en cuanto a la autoría o apoyo al atentado de Madrid por parte de la banda asesina ETA. Es decir, que si el atentado lo hubiesen cometido terroristas etarras por acción o como apoyo a ésta, los primeros que lo sabrían serían los policías todavía bajo las órdenes de la cúpula policial del Partido Popular: que eran los Díaz de Mera por la Policía y López Valdivielso por la Guardia Civil, ambos a las órdenes directas de Astarloa como Secretario de Estado de Seguridad, conexión inmediata del Ministro del Interior: Ángel Acebes.
Ahora bien, en los días posteriores al 11 de marzo de 2004 ninguna información certera llegó (de las fuentes operativas) indicando la autoría o colaboración etarra en la masacre. Y si no llegó entonces, tampoco ha llegado después (ya con los socialistas al mando de las FCSE) derivada de las sucesivas caídas de grupos etarras en Francia o en España. Simplificando: si en los ordenadores, lápices electrónicos o agendas de cada fulano etarra apresado hubiese aparecido la más mínima mención al atentado del 11-M ya lo habríamos conocido; y eso por mucho que, en su maldad intrínseca, o ladinamente buscando promoción, tal dato lo hubiese pretendido ocultar cualquier mando político o policial: ya que ellos no hacen las escuchas, los seguimientos, ni tampoco realizan los análisis de la información, que son efectuados por los curritos de abajo: de ahí salen no pocas veces las filtraciones a la prensa. Circunstancia que pasado el tiempo nos permite establecer, ya para concluir, que efectivamente y como nos amaestra Rubalcaba: ETA NO HA SIDO.
Ahora bien, tras la sentencia por juicio del 11-M los del PSOE sueldan codazos en los costados de los medios afines pinchándoles para que remachen sin descanso: han sido los yihadistas, han sido los yihadistas (lorito real, lorito real) Lo cual, dicho sea de paso, es una circunstancia que muy pocos han negado; y el que haya sido capaz de negarlo, que lo demuestre ahora o que calle para... no desviar la atención de lo correcto. Que llegados al punto presente, pero asimilando la pocas veces apreciada sabiduría arrancada (que rima con arcada) de la boca de ZP, nos hace ratificar las palabras de nuestro Presidente tras el conocimiento de la sentencia del 11-M: “unidad... en la lucha contra el terrorismo” (no es literal, pero para el caso se entiende el sentido final con el que Z nos quería rellenar los oídos) Perogrullada a lo que no se puede contestar mas que con un: ¡sus órdenes! Presidente. Ya que es cosa evidente que para luchar CONTRA los terroristas –sin negociar, ni tratarles como pacifistas, pero tampoco minusvalorando sus asesinatos tildándolos como de ‘accidentes’– pues para eso, Presidente, siempre tendrá un apoyo máximo. Dicho lo cual, y como quiera que efectivamente han sido los yihadistas, han sido los yihadistas, apoyo total en la lucha contra el terrorismo global de esencia yihadista que ahora abandera el Presidente otrora ZP hoy sólo Z (con la P se ha caído también, ay, la Alianza de las Civilizaciones)
Justamente, ni un punto ni una coma más a la consigna sociata anti-yihadista, por lo que conminamos al empleo de nuestras fuerzas policiales en el conocimiento exhaustivo del terrorismo islamista: sus conexiones, las influencias internacionales, el apoyo proporcionado por Al Qaeda u otros grupos trasnacionales, su estructura organizativa, su entrenamiento y dónde se produce éste, etcétera. En conclusión: conocerlos tanto, estudiarles tan profusamente e infiltrarlos de tal modo para que, finalmente, puedan ser destruidos del mismo modo como se ha perfeccionado la lucha contra ETA. Con conocimiento e información, virtudes blandidas por la mismísima vicepresidenta De la Vega: "ahora sabemos qué ocurrió el 11-M, quién lo hizo y cómo lo hizo". Perfecto señora, entonces ¿dónde aprendieron los yihadista del 11-M, y quién les enseñó, a montar bombas con móviles?¿cómo se organizan, dónde se reúnen, quién les adiestró en su yihadismo terrorista? ¿Qué conexiones internacionales tienen, cómo se financian, qué ramificaciones asesinas segregan? Y finalmente ¿quién se escapó de la célula de Madrid y quién es el ignorado cerebro capaz de organizar el mayor atentado de la Historia de Europa? Conocimiento, mucho conocimiento aunque le extrañe a Pepiño Blanco: “me da igual que el autor intelectual del 11-M sea Ben Laden o su primo”. Claro, claro, Don Pepiño ¿diría usted lo mismo ante cualquier otra organización? ¿Lo diría de la cúpula o cerebro de la banda terrorista ETA, organización no pocas veces descabezada aunque siempre descerebrada? Para Pepiño la cosa está clara, inquiriéndose así mismo pero en voz alta ¿para qué narices servirá un cerebro? Que es lo que piensan muchos tras contemplar a tan socialista paladín a la taza.
Rematando, ahora que la ETA rompió su idilio con los sociatas y coincidiendo con que éstos nos venden firmeza político-judicial en la persecución etarra, la cual, nos dicen, se mantuvo invariablemente antes, durante y después de la tregua (no bajando la guardia en ningún momento, etc., etc.) Pues equivalentemente convendrá conmigo todo el que la presente lea, que contra los terroristas yihadistas se debería también mantener una guardia alta en las investigaciones tendentes a conocer TODO lo relativo a su estructura y funcionamiento: antes, durante y después de la sentencia del 11-M. Pues de lo contrario quedará –la sentencia– únicamente como bálsamo para aplicarse por cada cual (a izquierda y derecha de la honda herida que parte España en dos) en la parte que le pueda beneficiar políticamente a cada cual. Cuando aquí, más allá de politiquerías interesadas y polémicas nocivas, lo prioritario es conocer plenamente a nuestros ENEMIGOS los terroristas –de toda clase y condición– para derrotarles totalmente.
3 comentarios:
Repite conmigo: 'los etarras son hombres de pazzzzzzzzzzzz'
Arnaldo ya no cerrajero. Se enfadó zETA con él y lo tiene encerrado por malo. Los demás si.
Excelente entrada.
Publicar un comentario