Rapsoda de los trabalenguas más confusos, superávit Zapatero (como el dinero público no es de nadie estoy que lo tiro) condesciende revelarnos la realidad de las cosas con su inconfundible monserga de calamar: Afganistán está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará? El pacifista que lo desenladrille, un escenario de guerra apaciguará.
Veamos la cosa: para ZP el emboscadas (al paso de Bush, y previa celada de la oportuna cámara, girando graciosamente sobre sí mismo da su manita Pepe Luís: “hola qué tal... amigo... bien, bien”) la dramática situación de Afganistán está más relacionada con la paz que con la guerra, a pesar de encuadrarse la operación en la ISAF, siglas que en español quieren decir: Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. Condición –la de seguridad– iniciadora de cualquier ulterior pacificación. Seguridad y paz, paz y seguridad, estados ambos ausentes –por propia lógica que casi cualquiera puede comprender– de todas aquellas zonas donde lo que impera no es más que la cruda guerra: como en Afganistán. Argumentos, los esgrimidos anteriormente, que hasta el mismísimo Perogrullo podría haber escrito, si ustedes aún me siguen.
Pues bien, a pesar de que la cosa, a priori, parecería estar sobradamente clara no es así. Y ello porque para los progres Afganistán no está en guerra, a pesar de ser un escenario de guerra (¿?) Lugar que por lo demás está infectado de terroristas armados y soldados entrenados para hacerles la guerra trayendo así la paz. Y es que también es mala suerte, hombre, ya que los malvados americanos con su Karzai a la cabeza han levantado un pacífico país en el puto medio de todo un escenario de guerra. ¡Cachis en la mar! Obligando por ello al pacifista Zapatero del NO A LA GUERRA (del Pepé) a traer la paz en medio de un escenario de guerra pero sin hacer la guerra. Pura cabriola. Pero es que Zapatero es persona acostumbrada al equilibrismo: con el Estatuto catalán; en las negociaciones con la ETA; para los presupuestos. Y así, es capaz de contorsionarse él haciendo que se retuerzan también sus asistentes: mismamente, pónganse ustedes en el papel de encargado de protocolo, y por lo demás, intuyo, experto ajedrecista, haciendo ímprobos esfuerzos para colocar las sillas de la cena de la ONU de tal modo que, antes de que Bush abandonase el lugar, el Presidente español pudiese enrocarse sobre sí mismo ejecutando sobre el tejano un certero jaque mate: “hola qué tal... amigo... bien, bien”.
Veamos la cosa: para ZP el emboscadas (al paso de Bush, y previa celada de la oportuna cámara, girando graciosamente sobre sí mismo da su manita Pepe Luís: “hola qué tal... amigo... bien, bien”) la dramática situación de Afganistán está más relacionada con la paz que con la guerra, a pesar de encuadrarse la operación en la ISAF, siglas que en español quieren decir: Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. Condición –la de seguridad– iniciadora de cualquier ulterior pacificación. Seguridad y paz, paz y seguridad, estados ambos ausentes –por propia lógica que casi cualquiera puede comprender– de todas aquellas zonas donde lo que impera no es más que la cruda guerra: como en Afganistán. Argumentos, los esgrimidos anteriormente, que hasta el mismísimo Perogrullo podría haber escrito, si ustedes aún me siguen.
Pues bien, a pesar de que la cosa, a priori, parecería estar sobradamente clara no es así. Y ello porque para los progres Afganistán no está en guerra, a pesar de ser un escenario de guerra (¿?) Lugar que por lo demás está infectado de terroristas armados y soldados entrenados para hacerles la guerra trayendo así la paz. Y es que también es mala suerte, hombre, ya que los malvados americanos con su Karzai a la cabeza han levantado un pacífico país en el puto medio de todo un escenario de guerra. ¡Cachis en la mar! Obligando por ello al pacifista Zapatero del NO A LA GUERRA (del Pepé) a traer la paz en medio de un escenario de guerra pero sin hacer la guerra. Pura cabriola. Pero es que Zapatero es persona acostumbrada al equilibrismo: con el Estatuto catalán; en las negociaciones con la ETA; para los presupuestos. Y así, es capaz de contorsionarse él haciendo que se retuerzan también sus asistentes: mismamente, pónganse ustedes en el papel de encargado de protocolo, y por lo demás, intuyo, experto ajedrecista, haciendo ímprobos esfuerzos para colocar las sillas de la cena de la ONU de tal modo que, antes de que Bush abandonase el lugar, el Presidente español pudiese enrocarse sobre sí mismo ejecutando sobre el tejano un certero jaque mate: “hola qué tal... amigo... bien, bien”.
Y digo yo: ¿no era aquel tío a quien Rodríguez saludaba el principal protagonista de la foto de las Azores que tanto azoró a la progresía? ¿No es más cierto que el presidente interceptado fue también el responsable de la “masacre de Irak”, una “guerra injusta, ilegal e ilegítima”? Concluyendo ¿Cómo logrará explicar el Presidente a todos sus votantes con superávit de izquierdismo sus monas piruetas para agasajo de George Bush? Me temo lo peor, por lo que avisado quedas ZP: igual a tu llegada en el aeropuerto te esperan los Bardem, Pepiño, Garrido y demás titiriteros para pedirte explicaciones por el numerito de equilibrismo encima de la escalera mientras Ban Ki-Moon tocaba el organillo. Y total, todo para recibir un saludo con sabor de rubio americano del amigo de Aznar: “hola qué tal... bien, bien”.
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