El panegírico discurso enarbolado por la camarilla pro gubernamental, relleno aparente de la vaciedad intrínseca de Zapatero, es capaz de amoldar asombrosos e insultantes retruécanos argumentativos. Como el que justifica, incluso, la condescendencia que ha tenido el Ministro Rubalcaba para manumitir el grado de cumplimiento de la pena decretada por los jueces –y por tanto medida tan absolutamente legal como la suya, señor Ministro– al etarra De Juana Chaos, asesino de veinticinco personas y ser repugnante donde los haya. Los serviles periodistas arguyen que no se puede permitir que el asesino palme por propia voluntad, pues si tal hecho acaeciese, la sabandija transmutaría de delincuente a simbólico mártir; otro símbolo dinamizador para los etarras, reforzado ahora por el ominoso gobierno ZP, es el de combatir para forzar la negociación con el Gobierno; y es que unos símbolos gustan y otros no, unos se provocan y utilizan, y otros se eliminan. ¿Incongruencia? ¡Zapatero en estado puro! De todos modos, esta teoría del simbólico martirologio etarra es de una estupidez que no se sostiene, toda vez que De Juana ya es –desde hace tiempo además– todo un símbolo para el trastornado entramado etarra. De ahí la importancia del gesto que ha tenido para con el asesino el Gobierno de Zapatero, paso ineludible para retomar las negociaciones con la Eta.
Ahora bien, a partir de aquí y por obra y gracia de José Luís Rodríguez Zapatero, el etarra De Juana será algo más que un mártir: será todo un símbolo de la victoria etarra sobre el Estado español. Zapatero ¡eres un hacha majo! Lo raro es no apareciesen, en el recibimiento mostrado por la turba batasuna a su nuevo héroe, pancartas en favor tuyo; sobre todo si tenemos en cuenta el vergonzoso rendibú entre Otegi y Zapatero durante todo este proceso que algunos denominan de rendición, y que servidor observa más bien como de reelección. La reelección de Zapatero.
A Zapatero, presidente por accidente, le importan poco las víctimas, sus manifestaciones, sus sentimientos, y el dolor provocado en el corazón de muchísimos españoles tras el gesto de favor del Gobierno para con De Juana. Y que no nos engañen, tampoco le importa verdaderamente la paz e incluso la madre que nos parió a todos, siempre criticándole. El líder de la izquierda española está a otra cosa muchísimo más importante que nuestros viscerales sentimentalismos: él tiene que salir reelegido en las próximas generales. ¡Es obligatorio! Pues mucho está en juego: el ridículo de José Luís y el futuro del PSOE. Un partido, el socialista, cuyas costuras se tensan anunciando ruptura detrás de cada medida zapaterina, y donde se amplían el número de díscolos que demandarán el cadáver político de un ZP caído. Zapatero no hace política de gestión, ¡la hace de supervivencia! La suya. La de un náufrago que se agarrará a cualquier tabla de salvación: estatutos insolidarios de los malcontenst; negociaciones con los asesinos etarras; todo tipo de pactos con todo tipo de gentes, etcétera. El fin de su final es y será él mismo, y los medios le darán lo mismo.
CODA
Algunos sostienen que las víctimas del terrorismo no pueden marcar la política del Gobierno, ya que el afectado por terrorismo no actuará juiciosamente. Bien, entonces el nieto del capitán Lozano –y con él muchísimos neorojos– deberían abstenerse de legislar y remover los rescoldos de la guerra civil. Como también los políticos del PP y el PSOE, tras ser tiroteados y perseguidos por los etarras, deberían abandonar sus puestos de gobierno.
Tonterías progres aparte ¿pierden las víctimas del terrorismo su carácter ciudadano, y por tanto el derecho a ser oídas y tenidas en cuenta por los políticos?
Ahora bien, a partir de aquí y por obra y gracia de José Luís Rodríguez Zapatero, el etarra De Juana será algo más que un mártir: será todo un símbolo de la victoria etarra sobre el Estado español. Zapatero ¡eres un hacha majo! Lo raro es no apareciesen, en el recibimiento mostrado por la turba batasuna a su nuevo héroe, pancartas en favor tuyo; sobre todo si tenemos en cuenta el vergonzoso rendibú entre Otegi y Zapatero durante todo este proceso que algunos denominan de rendición, y que servidor observa más bien como de reelección. La reelección de Zapatero.
A Zapatero, presidente por accidente, le importan poco las víctimas, sus manifestaciones, sus sentimientos, y el dolor provocado en el corazón de muchísimos españoles tras el gesto de favor del Gobierno para con De Juana. Y que no nos engañen, tampoco le importa verdaderamente la paz e incluso la madre que nos parió a todos, siempre criticándole. El líder de la izquierda española está a otra cosa muchísimo más importante que nuestros viscerales sentimentalismos: él tiene que salir reelegido en las próximas generales. ¡Es obligatorio! Pues mucho está en juego: el ridículo de José Luís y el futuro del PSOE. Un partido, el socialista, cuyas costuras se tensan anunciando ruptura detrás de cada medida zapaterina, y donde se amplían el número de díscolos que demandarán el cadáver político de un ZP caído. Zapatero no hace política de gestión, ¡la hace de supervivencia! La suya. La de un náufrago que se agarrará a cualquier tabla de salvación: estatutos insolidarios de los malcontenst; negociaciones con los asesinos etarras; todo tipo de pactos con todo tipo de gentes, etcétera. El fin de su final es y será él mismo, y los medios le darán lo mismo.
CODA
Algunos sostienen que las víctimas del terrorismo no pueden marcar la política del Gobierno, ya que el afectado por terrorismo no actuará juiciosamente. Bien, entonces el nieto del capitán Lozano –y con él muchísimos neorojos– deberían abstenerse de legislar y remover los rescoldos de la guerra civil. Como también los políticos del PP y el PSOE, tras ser tiroteados y perseguidos por los etarras, deberían abandonar sus puestos de gobierno.
Tonterías progres aparte ¿pierden las víctimas del terrorismo su carácter ciudadano, y por tanto el derecho a ser oídas y tenidas en cuenta por los políticos?
2 comentarios:
Si la gente fuera consciente de lo que significa el crimen cometido contra la Democracia por Rodríguez Zapatero y Pérez Rubalcaba no bastaría con solicitar su dimisión, habría que exigir su ingreso en prisión.
Aun cuando todos tenemos, incluido el gobierno que ha tomado esta decisión, sentimientos en contra de esta gente, y estamos de acuerdo en cuanto a que son una escoria asesina, no podemos malinterpretar lo que es y lo que no es el estado de derecho.
El propoio gobierno se metio este atoalladero, cuando, ante la alarma social generada porque De Juana salía a la calle, por cumplir su condena, se contruyo una imputacion para evitar esto. Algo prohibido expresamente por nuestro ordenamiento, y radicalmente contrario a derecho. Recordemos que De Juana si se pudo beneficiar de reducciones de condena porque "las leyes penales no son retroactivas"; y era impopsible juridicamente aplicarle la ley que prohibia las reducciones para terroristas, pues fue aprobada tras habersecometido los hechos por los que se le condenaba.
Asi, lo que tenemos, es que tras construir una auténtica chapuza jurídica, se iba a permitir que muriese cumpliendo condena.Nada más y nada menos que una pena de muerte encubierta, que, eso sí hubiese quebrado el estado de derecho y dado razones a los terroristas.
Porque, cuando dijesen que el estado quebró el sistema jurídico y mato a de juana, no podríamos dedir "mentís", no habría mas remedio que decir "es cierto".
Sientiéndolo mucho, y con toda la repulsa que me provoca este asesino, yo creo en el estado de derecho y en el principio de igualdad ante la ley, que opera independientemente de la catadura moral del individuo.Asi que esta indudablemente fue una decision dificil, valiente, porque los que la tomaron se han jugado su carrera politica, pero la unica que habia que no hubiera conducido a una indefendible quiebra del estado de derecho.
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